En la versión más larga del evangeliode hoy, el hombre recientemente invitado al banquete de bodas es expulsado porque no estaba vestido apropiadamente. Podemos pensar que, es porque acaba de ser invitado, el rey debería dejarle un poco de holgura. Las fiestas de bodas en la época de Jesús duraban muchos días. El hombre tuvo tiempo de irse a casa y cambiarse de ropa, pero no lo hizo. Dios también nos da tiempo para cambiar nuestras vidas. No sabemos cuánto tiempo tenemos; pero sabemos que llegará y terminará. Con suerte, tendremos un poco más de urgencia preparándonos para nuestro encuentro con el Rey que el hombre del evangelio.