El pasaje de la primera lectura de hoy de Jeremías aparece justo antes de la captura de Jerusalén por los babilonios. El futuro parece sombrío y la esperanza no se encuentra por ningún lado. En medio del desastre pendiente, Dios a través de Jeremías, envía un mensaje de esperanza. En lugar de restregárselo en la cara, Dios declara los hechos: rompiste el pacto y no me adoraste. Luego continúa ofreciendo esperanza para la gente diciendo que establecerá un nuevo pacto con ellos. (Aunque pasarán 49 años antes del regreso del exilio). Dios siempre nos ofrece un “nuevo” pacto también. Continuamente nos llama a sí mismo a través de Jesús y los sacramentos. Él quiere que estemos con él en gracia, en lugar de “exiliados” de él en pecado. Dado que Dios es un amor constante por nosotros, es nuestra responsabilidad determinar en qué dirección queremos ir.