Cada año, el evangelio del Primer Domingo de Cuaresma son las tentaciones de Jesús en el desierto. Es un recordatorio importante para nosotros, al comenzar esta temporada santa, que Jesús fue tentado al igual que nosotros. Su éxito fue resistiendo las tentaciones es un modelo que somos capaces de imitar en nuestra vida. Para resistir las tentaciones del diabo, Jesús sabía que estaba siendo probado. Cuando caemos en la tentación, generalmente es porque no estamos prestando atención. En segundo lugar, Jesús permanece tranquilo. No reacciona exageradamente a las tentaciones. Utiliza la lógica, en lugar de emoción, en la situación y toma buenas decisiones. Mientras pasamos por la Cuaresma y el resto de nuestras vidas, tendremos tentaciones. Seguir el ejemplo de Jesús nos ayuda a evitar las trampas que el diablo nos pone delante de nosotros.