Mis amados hermanos y hermanas, están ocurriendo muchos cambios en nuestra parroquia, y quiero agradecerles por su comprensión y ayuda para implementarlos. Había algunos elementos que necesitaba abordar de inmediato, especialmente en relación con los jóvenes. Mi misión con los jóvenes es que desarrollen una relación personal con nuestro Señor Jesucristo. Esta misión de ayudar a la juventud ha tenido un gran impacto en mi ministerio. Cuando comencé el ministerio que se me encomendó como sacerdote, nunca pensé que estaría trabajando para la juventud. Quería mantenerlos a distancia sobre todo porque no sabía cómo relacionarme con ellos. Pero a medida que mis años progresaban, el Señor me llevó a darme cuenta de la importancia de ayudarlos en su caminar de fe. Comenzar a trabajar con ellos como sacerdote fue en sí mismo un paso de fe. Ahora, a veces, todavía me cuesta relacionarme con ellos debido a mi "personalidad callada", pero me acuardo en la fe que debo hacer lo que pueda para darles la bienvenida, acompañarlos y formarlos en nuestra iglesia. Las lecturas nos recuerdan hoy caminar con fe. Este es un tiempo de fe. Continuaré caminando en fe con todos ustedes, no solo con los jóvenes. Tomo muy en serio la responsabilidad que el Señor me ha dado de cuidar el “rebaño pequeño” que me ha confiado por ahora. Únase a mí en este viaje de fe como un rebaño de Dios porque Él nos puede llevar a un lugar mucho mejor que jamás imaginamos. Un lugar donde se fortalece la fe de los jóvenes y sus familias. Solamente se necesita un poco de fe para empezar.