Al celebrar la independencia de nuestro país este fin de semana, es un buen momento para la reflexión. Es fácil quedar atrapado en el patriotismo y todo el alboroto. Con suerte, estamos realmente agradecidos por todos los sacrificios que se han hecho y se siguen haciendo para que podamos disfrutar de nuestra libertad. Sin embargo, como recuerda San Pablo a los Corintios, es en la debilidad (dependencia de Dios) cuando somos fuertes. La autosuficiencia nos aleja de Dios y nos enorgullece. Que nuestra independencia política no nos haga olvidar nuestra dependencia de Dios.