Hoy cerramos el año litúrgico con la celebración de Cristo Rey. Aunque no pensamos demasiado en los reyes en los Estados Unidos, realmente no hay otra palabra para describir su soberana autoridad: presente para toda la creación, nos salvó y redimió del pecado y la muerte con su muerte y resurrección.
Afortunadamente para nosotros, Jesús es un Rey benevolente. Sin inmerecida razón, nos ofrece una recompensa igual a su vida eterna. Ojala, que no respondamos por miedo, sino por gratitud.