La humildad es una de las grandes virtudes cristianas. Nos ayuda a evitar los pecados de orgullo y envidia al mantenernos en la relación adecuada con Dios. La verdadera humildad comprende que Él nos ha dado bendiciones y talentos a cada uno de nosotros. En nuestra gratitud por ellos, los usamos para la gloria de Dios y el beneficio de los demás. A medida que nos muestra la primera lectura, cuanto más practiquemos la humildad, más favor tendremos con Dios. Esto tiene mucho sentido: si usamos los talentos que nos da, y le agradecemos por ellos, ¡será más probable que nos dé más bendiciones!