Uno de los grandes desafíos de nuestra fe es que la cruz tiene dos direcciones: vertical y horizontal. Muchas religiones hacen hincapié en el Dios vertical y en mí. Si bien eso es importante, también enfatizamos que cada uno de nosotros tiene una relación con nuestros hermanos y hermanas. San Pablo explica a los corintios en la segunda lectura de hoy, es decir, no es todo lo que hay. Cada uno de ellos (y nosotros) tiene la responsabilidad de compartir la reconciliación que hemos recibido con los demás. Esta es la prueba de que tan profunda es nuestra fe.