Ya, tenemos una semana completa de Cuaresma bajo nuestros cinturones. Ojalá, las prácticas y las penitencias estén bien. Si no, la segunda lectura de hoy nos da una pista para el éxito. Como Pablo le recuerda a Timoteo, la fuerza para hacer el bien proviene de Dios, no de nosotros. Si tenemos dificultades para progresar en la vida espiritual, tal vez sea porque nos transmitimos demasiado a nosotros mismos y no a Dios. Por supuesto, nos ha dado a todos los talentos para ser utilizados. Sin embargo, cuando estamos abiertos a su inspiración y gracia, los resultados son mejores; ¡porque ellos son los que Dios quiere!