Pedro convirtió a tres mil en una sola predicación, hoy en día vemos que casi nadie se está convirtiendo, en cambio, muchos están abandonando la iglesia. No ganamos miles ni con el predicador más célebre y ciertamente estamos perdiendo tres aquí, una familia aquí y allá y seguimos perdiendo miembros, las bancas se vuelven más vacías.Necesitamos proclamar con confianza a Jesús resucitado para afirmar la fe y detener las perdidas. Pero primero debemos estar seguros de que nosotros mismos creemos. Podemos terminar siendo esos tres o más que eventualmente dejen la iglesia si no estamos convencidos de Su resurrección. Hay algunas señales a tener en cuenta y se dan en la predicación de Pedro.Movido por el Espíritu Santo dijo exactamente lo mismo que dijo Jesús cuando se les apareció el primer día de la resurrección. Pedro dijo arrepentíos, sed bautizados para perdón de los pecados y recibid el Espíritu Santo. Una invitación sacramental a vivir en la vida resucitada de Jesús. ¿Estamos viviendo de esa manera? Se necesitan tres cosas para estar seguros en nuestra fe. ¿Los estamos practicando? ¿Los padres jóvenes están bautizando a sus recién nacidos o están esperando que ellos decidan?¿Los católicos practicantes van a confesarse regularmente para que puedan ser perdonados de sus pecados? ¿Están los feligreses activos en su iglesia sirviendo en diferentes ministerios, viviendo su confirmación guiados por el Espíritu Santo? Muchos están viviendo en este mundo esperando morir y ya no quieren ser parte de la iglesia. Nada los mueve. Son los nuevos estoicos. No terminemos aquí.Podemos invitar al mismo Espíritu Santo para que podamos ser compungidos de corazón y comenzar a vivir de nuevo y ser contados entre los elegidos, y ser parte del club de los 3000, por así decirlo. La salvación no se limita a 3.000 personas, por supuesto, pero ahora en nuestra iglesia necesitamos más que nunca miembros que estén comprometidos con su fe y vivan como el Señor resucitado les enseña e invita a vivir.Entrar y permanecer en la iglesia no se trata de homilías. Se trata de vivir los elementos básicos de la fe para que podamos ser salvos de esta generación corrupta y comenzar a vivir para el Señor resucitado por miles.