Hay un viejo dicho que dice que no puedes elegir a tu familia, pero puedes elegir a tus amigos. Tal como nuestras madres eligieron tenernos, Jesús también nos eligió a nosotros. Muchas veces pensamos que es nuestra elección elegir a Jesús. En realidad, es nuestra respuesta a que Jesús ya nos eligió. Al igual que nuestra respuesta al amor de una madre, debería ser nuestra respuesta al amor que Jesús nos ha mostrado. Si estamos realmente agradecidos por lo que hemos recibido, compartiremos ese amor con los demás...¡tal como Jesús (y mamá) nos dijeron que hiciéramos!