Una cosa que los humanos hacen regularmente es complicar las cosas. Por una razón o otra, nuestros cerebros no se pueden dejar lo suficientemente bien solos. En la primera lectura de hoy, los judíos convertidos querían que los paganos convertidos (que no sabían nada sobre el judaísmo) siguieran las leyes judías. Afortunadamente prevaleció el sentido común. A menudo, olvidamos que nuestra fe es muy práctica. Si hacemos lo que se supone que debemos hacer, estaremos bien. No necesitamos complicarlo demasiado. En lugar de soñar con prácticas más difíciles o exóticas, deberíamos preguntarnos, “¿qué nos enseñó Jesús?” Si nos esforzamos por poner en práctica su enseñanza, estaremos en buena forma espiritual.