Si pudieras pedirle a Dios lo que fuera, sabiendo que Él te daría lo que le pidieses, ¿qué le pedirías? El domingo pasado les hice esta pregunta a mis niños y obtuve algunas respuestas muy interesantes. Esta es una interrogante que no creemos posible. La creemos distante o ajena, improbable. Pero pasa, pasa mucho más de lo que pensamos.
En la Biblia, leemos la historia de Salomón. Y Salomón se convierte en rey, rey de Israel, a la edad de doce años. ¿Qué pasó? Bueno, empezó a experimentar dos de las emociones más comunes que abaten a nuestra sociedad hoy día: se puso ansioso y se abrumó. Estaba ansioso por ser un buen rey. Estaba agobiado por el número de decisiones que necesitaba tomar, abrumado por su responsabilidad. Y Dios se le apareció en sueños a Salomón y puso ante él la pregunta que yo voy a poner ante ti: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y por supuesto, Salomón pidió sabiduría. Pidió sabiduría porque se dio cuenta de que era la sabiduría la que le ayudaría a superar su ansiedad. Era la sabiduría la que le ayudaría a superar su sentimiento de agobio. Porque su ansiedad giraba en torno a todas las decisiones que necesitaba tomar y su agobio giraba en torno a todas las responsabilidades que tenía. Así que pidió sabiduría, y Dios se la dio. Y hoy día, Salomón y sabiduría son sinónimos prácticamente en toda sociedad.
Otro ejemplo que leemos en las Escrituras son los discípulos. A través de todo el Evangelio los discípulos solo hacen una solicitud colectiva a Jesús. Ellos se dirigían a Él individualmente o bien en pequeños grupos para pedirle diferentes cosas, pero en este caso fueron a Él juntos y le dijeron: «Enséñanos a orar». De muchas maneras su petición fue la misma que la de Salomón. Estaban buscando sabiduría. Veían a Jesús que iba a un lugar tranquilo cada noche… cada mañana a rezar. Y querían saber qué pasaba. «Cuando te vas a ese lugar sereno, a ese lugar solitario, ¿qué sucede?, ¿qué es lo que haces? Enséñanos a orar».
Todos tenemos necesidades, todos tenemos deseos. Tenemos consciencia de algunos de ellos, pero de otros no. Todos tenemos necesidad y deseo de rezar. Todos tenemos necesidad y deseo de que se nos enseñe a hacerlo. Pero muy frecuentemente somos inconscientes de esa necesidad y de ese deseo. A lo largo de esta serie, una de las cosas en las que estamos tratando de enfocarnos mientras hacemos juntos este recorrido, es en nuestra necesidad de rezar y en nuestro deseo de rezar, y en nuestro deseo y en nuestra necesidad de que se nos enseñe a rezar. Tenemos una enorme necesidad de sabiduría. Lo vemos en todo momento de nuestras vidas. Estamos tomando decisiones cada día. Necesitamos sabiduría para tomar buenas decisiones, decisiones saludables, decisiones sabias. La invitación de Dios a rezar es una invitación a participar de una fuente de sabiduría que te servirá cada día durante el resto de tu vida.
El programa de este año será diferente al del pasado. Estamos ofreciendo una formación familiar en el hogar para familias con niños de PreK-12. Para garantizar la seguridad de nuestros estudiantes e instructores, no tendremos registraciones durante clases. Los estudiantes tienen que estar registrados antes de poder asistir a clases. Se requerirán máscaras durante la clase y se tomarán las temperaturas antes de entrar al área de la clase.
Cuando se prepara para la confesión, considere no sólo lo que ha hecho, ¿por qué ha hecho ciertas osas. Nuestros motivos son de crecimiento espiritual como una tierra rica y fértil.
· Cumpla la penitencia que el Sacerdote le asigno.