Recientemente estuve conversando con alguien que intentaba convencerme de que Jesús era religioso pero no iba a la iglesia. Esta persona señaló precisamente cómo Jesús expulsó a los cambistas del templo. Señalé que Jesús era en verdad un judío practicante que iba a la sinagoga sábado tras sábado, como era su costumbre. Toda la Sagrada Familia es un ejemplo de cómo vivieron su fe día tras día dentro de la institución. La primera lectura enfatiza una práctica esencial para el pueblo judío que es guardar el sábado. Entre los 10 mandamientos dados en la primera lectura, hay mucha elaboración sobre este mandamiento. Se dan muchas indicaciones sobre cómo santificarlo. Los demás mandamientos que siguen a éste son breves. No mates. No cometas adulterio. Quizás implicando que si santificas el sábado, podrás guardar bien los demás. Comience con lo básico. Si una persona no puede dar a Dios lo que a Dios le corresponde, ¿cómo podría dar a otros humanos lo que le corresponde? El único otro mandamiento que tiene tanta elaboración es el primer mandamiento de no hacer ídolos de nada en el cielo, en la tierra o en las aguas porque Dios es un Dios celoso. Esto no debe tomarse como algo negativo contra Dios. Es tan maravilloso que Dios proteja a su pueblo. Nosotros importamos y a Él le importa. Este primer mandamiento también está elaborado para mostrar los riesgos que pueden suceder y que pueden impedir que se cumpla el tercer mandamiento. La gente puede sacar tiempo para todo, menos para Dios. La gente puede hacer ídolos de cualquier cosa y de cualquier persona y olvidarse de Dios. La gente se desvía de la iglesia prefiriendo las cosas y los esfuerzos mundanos. La razón por la que tantas personas no sienten la misericordia de Dios hasta la milésima generación es porque no cumplen con su obligación dominical. No se presentan a misa. No siguen el tercer mandamiento. Están buscando algo más. En la segunda lectura se dice: “Los judíos exigen signos, y los griegos buscan sabiduría” (1 Cor. 1:22), pero hoy en día la gente exige entretenimiento. Si no es divertido, si no es emocionante, es aburrido y no quiero ir. El sacrificio de Cristo crucificado no es suficiente para que acudan una hora de la semana a la Misa. Quizás algo muy sencillo (y sin embargo algo difícil para algunas personas) de hacer durante la Cuaresma sea practicar los mandamientos, pero específicamente el de venir a la iglesia el domingo y así honrar el día del Señor y santificarlo. Para nosotros los católicos entendemos que es el domingo, el día en que el Señor triunfó sobre la muerte y recreó todo de nuevo. La Cuaresma invita a todos a practicar más su fe y venir domingo tras domingo en este camino hacia la Semana Santa. Es triste que algunas personas vengan sólo el Miércoles de Ceniza (no es un día santo de precepto) pero no vengan los domingos de Cuaresma para continuar el viaje. Si tenemos suerte, los recuperaremos el domingo de Pascua, pero para entonces se habrán saltado una gran cantidad de contenido necesario para comprender el plan de salvación de Dios. Es como avanzar rápidamente una película y saltar hasta el final sin captar los puntos principales de la trama. Quizás una propuesta cuaresmal muy sencilla es ir a misa todos los domingos, así se cumple el tercer mandamiento y vendrán bendiciones.