Tendemos la tendencia a pensar en la gracia y el pecado como asuntos personales; “Soy Santo” o, “Soy un pecador”. A menudo olvidamos el aspecto comunitario de nuestras acciones. Mientras San Pablo continúa su primera carta a los Corintios( Sí, todavía está molesto con ellos), enfatiza la naturaleza comunitaria de la fe. La hermosa imagen del Cuerpo de Cristo transmite que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Así como si tengo un dolor de cabeza, el resto de mi cuerpo está fuera de lugar, así también la forma de mi vida afecta a toda la Iglesia. Cada sacramento eleva la santidad de la Iglesia, cada pecado disminuye. En lugar de quejarme de cómo son las cosas, o querer las cosas a mi manera, tal vez mi primer pensamiento debería ser si estoy o no mejorando las cosas con la forma en que vivo mi vida.