El primer Evangelio proclamado para el Domingo de Ramos finaliza con la hermosa aclamación del hosanna. Esta aclamación incluye la palabra en las alturas que tiene un gran significado cuando se coloca en contexto. La segunda lectura menciona “Jesús se humilló y se despojó para la salvación”. Hay un contraste con el primer Evangelio y las exultantes palabras de Hosanna en las alturas. Jesús, el Hijo de Dios, salió desde lo alto y bajo debido a su gran amor por la humanidad. Siendo Dios, se humilló hasta morir en la cruz porque su gran amor no tiene fin. Sigue siendo interesante observar lo rápido que cambiaron las cosas para él. Qué voluble es la naturaleza humana. En menos de una semana pasó de ser aclamado a ser clavado en la cruz. Algunos pueden pensar que aquellas personas en ese momento no sabían lo que estaban haciendo. Eran ignorantes de lo que estaba pasando. Quizás algunas personas no lo sabían y se dejaron llevar por el momento con mentalidad de grupo. Pero sería triste si algunas personas supieran exactamente lo que estaban haciendo y crucificaron al Salvador con plena conciencia. Imagínese algunas personas que sabían que Jesús era el Hijo de Dios y tuvieron la audacia de crucificarlo de todos modos. Es una mentalidad de "se lo merece". Es triste pensar que algunas personas sabían que él era Dios pero no les importo. Jesús aún continuaba con su misión de amor pero que tristeza tan grande soportó al saber lo duro que era el corazón de muchos, estaban dispuestos a matar a Dios. En menos de una semana cambiaron de opinión y realmente mostraron su verdadera casta. Esto muestra a la humanidad en su peor momento y también una lección paralela: no confíes en la opinión humana, cambia como el viento. Es muy volátil. No es que Jesús confiara en su opinión o se deleitara con su aclamación de todos modos. Pero sí demostró cómo la gente puede cambiar de opinión tan rápidamente y con tanta frecuencia. Desde Hosanna en lo más alto hasta la más baja muerte en la cruz, todo en una semana por malicia en la humanidad. Antes de juzgar a esas personas, echemos un vistazo a nuestras propias vidas. ¿No es cierto que hacemos exactamente lo mismo en una semana determinada? De lo alto a lo bajo por nuestras acciones. Nosotros también aclamamos a veces "Hosanna en las alturas", pero en una semana estamos poniendo el clavo en la mano de Jesús con nuestros pecados. ¿Cuántas veces hemos traicionado a Jesús en un instante? No nos lleva una semana. Cuántas veces hemos dicho: "Señor, Señor, te amo". Y luego gritamos: "Crucifícalo. Crucifícalo. No lo conozco". Nuestras acciones dicen dónde nos encontramos en una semana determinada. Al entrar en la Semana Santa, recordemos que Jesús fue de lo más alto a lo más bajo para nuestra salvación, pero nosotros tratemos de permanecer en el nivel más alto de hacer el bien y no descender al nivel más bajo a causa del pecado. Seamos cougruentes en nuestra fe y con nuestra vida aclamemos verdaderamente: "Hosanna en las alturas. Bendito sea en el nombre del Señor". Que cantemos el Hosanna con nuestras vidas mientras intentamos vivir una verdadera Semana Santa.