El Domingo de Ramos revela el verdadero carácter de todos los involucrados en la Pasión del Señor hasta el día de hoy. La primera revelación de carácter es acerca de Jesús. En el Evangelio de Lucas, Jesús puso su vista resueltamente en entrar en Jerusalén para enfrentarse a su pasión. No hay vuelta atrás. En el Evangelio de Juan, Jesús va y viene varias veces a Jerusalén. En este Evangelio, Jesús va una sola vez a la ciudad para cumplir su misión. Jesús puso su mirada en la meta, pero eso no significaba que fuera fácil. Jesús sabía exactamente lo que iba a suceder allí. Todo el sufrimiento, todo el maltrato, la degradación y el dolor, pero Él continuo su camino adelante. Sabía que, en muchos sentidos, tendría que escalar una cuesta llena de agonía, pero fue de todos modos porque tenía determinación. No iba a ser fácil. Esto se demuestra en la agonía del jardín. Sudaba sangre, lo cual no es común. Esto solo sucede cuando una persona está soportando estrés y ansiedad extrema. Jesús pudo haberse dado la vuelta incluso entonces antes de ser arrestado, pero soportó, fortalecido por los ángeles. El verdadero carácter de una persona se revela bajo presión. La otra persona a la que hay que buscar en la Pasión es Pedro. El pobre Pedro siempre se usa como ejemplo de lo que no se debe hacer, pero también es una persona que demuestra cómo el carácter de una persona se derrumba bajo presión. Era pura labia antes del arresto del Señor. Incluso le mencionó a Jesús que tenían espadas para defenderse. Pero una vez pasado el arresto, negó al Señor tres veces. Al menos no corrió por completo, pero cuando se le cuestionó, se desplomó bajo presión. Su verdadero carácter fue revelado. Haría todo lo posible para salvar su pellejo, incluso traicionando al Maestro al que había jurado lealtad en medio de la adversidad. El verdadero carácter de Pedro se revela dentro de la Pasión, dejándolo en el otro lado del espectro. Luego está Simón de Cirene. Añadido en este Evangelio por su nombre. Podría decirse que él estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero él estaba en el lugar correcto en el momento correcto. Justo a tiempo para ayudar a Jesús a cargar la cruz, pero se vio obligado a hacerlo. No se sabe si se quejó, pero era obvio que fue forzado a hacer esto bajo presión. Se reveló su carácter como una persona que bajo presión hará lo que le digan, pero tal vez sin convicción. La Pasión continúa hoy en día y también la prueba del carácter. ¿Dónde nos hallaremos en la prueba del carácter? ¿Cómo vivimos la fe cuando estamos bajo presión? Son nuestras acciones cotidianas, tanto positivas como negativas, las que revelan cuál es nuestra posición con Dios en la hora de la prueba. Oremos para que resistamos la prueba y pueda surgir el verdadero carácter.