El primer domingo despues de Pentecostés es siempre la Santísima Trinidad. Nos enfocamos de manera especial en lo que hemos estado celebrando durante los últimos cincuenta días: Cristo Resucitado envió al Espíritu para animar y dar vida a toda la creación del Padre. Esta interacción perfecta de amor perfecto es el ejemplo de lo que estamos llamados a ser. Si bien es posible que estemos un poco cortos en la escala de la perfección, vale la pena el esfuerzo. Si seguimos así, un día el misterio de la Trinidad que celebramos en la tierra se aclarará perfectamente en la gloria del cielo.