El Tercer Domingo de Adviento también se llama Domingo Gaudete, de la palabra latina para "Regocíjate". La idea es que nos acercamos a la conmemoración del nacimiento de Cristo. Sin embargo, hay más en la historia (especialmente porque sabemos cómo termina). En la segunda lectura, San Pablo pone "Regocíjate" en unión con "ora sin cesar" y "da gracias". Juntas, estas tres actividades nos llevan a hacer la voluntad de Dios para nosotros. Hacer la voluntad de Dios nos preparará para la segunda venida de Cristo o nuestra muerte, lo que ocurra primero.