Esta parábola se trata de recibir la palabra de Dios, y luego qué vamos a hacer una vez que la recibimos. Gracias a Dios que sigue mandando Sembradores para esparcir la semilla. Con suerte, los Sembradores saldrán a esparcir la semilla, porque la vida en Cristo comienza con alguien que se toma el tiempo de compartir la palabra de Dios con otros porque les importa. Necesitamos más personas comprometidas que se conviertan en agentes de cambio, que acerquen a las personas a Dios a través de la difusión de su Palabra. El primer paso es salir, de ese lugar de comodidad, de ese lugar de miedo. Sino se intenta en absoluto, ya se está fallando. Los Sembradores necesitan salir de su “escondite” y aceptar el llamado de Dios para difundir la Buena Nueva. Pero con suerte, los Sembradores pueden ser más cuidadosos mientras difunden las Buenas Nuevas, para que más semillas caigan en buena tierra.Esto significa una preparación previa. Formación previa. No solo buenas intenciones. Uno puede imaginarse al Sembrador llevándose las semillas en una buena bolsa, una bolsa marrón colgada de sus hombros. Una bolsa llena de conocimiento donde las semillas se guardan de forma segura. Todo esto para decir que el Sembrador necesita estar debidamente equipado antes de salir al campo. Es interesante que Nuestro Señor no mencione mucho sobre la preparación del mismo Sembrador, pero uno solo puede preguntarse por qué esparció las semillas de una manera tan al azar. Podría haber plantado la semilla en un patrón, con cuidado de asegurarse de dónde se plantaría. Casi puede imaginar al Sembrador arrodillado, y colocando suavemente la semilla en la buena tierra, y cubriéndola con tierra. Pero esto no sucedió, la imagen que el Señor nos da parece que el Sembrador solo quería terminar el trabajo rápido y solo tiró las semillas por todas partes. Creo que podemos centrarnos en el mismo Sembrador y decir que en nuestra tarea de evangelización debemos tener un propósito. Necesitamos preparar primero la tierra, para que muchas semillas germinen en el lugar correcto.Algunos han diluido tanto el mensaje del Señor y quieren resultados inmediatos, por lo que simplemente esparcen las semillas por todas partes. La gente entonces brota (usando esta imagen) en todas partes: en las rocas, en las espinas, o en los caminos y vuelve fácilmente a su antigua forma de vida. Como Sembradores de la Palabra de Dios, no podemos tomar esta misión a la ligera. Necesitamos prepararnos con el equipo adecuado, primero estudiar la tierra y luego colocar suavemente la semilla en la buena tierra. Para ser un buen Sembrador no se trata sólo de energía desenfrenada, sin formación, y sin proyecto. Simplemente no se trata de salir solo porque tenemos algo que decir. No sé qué sería peor para el Sembrador no salir del todo, o salir a “regarla”. Oremos para que se envíen más Sembradores que sepan lo que hacen, planten en el lugar correcto y esperen buenos resultados en el treinta, el sesenta y el ciento por uno.