Hay un gran gozo al saber nuestro lugar ante Dios. Esta es la segunda vez que las lecturas hablan de Juan Bautista. Es bastante interesante ya que normalmente el tercer domingo de Adviento el color de la vela es rosa y las lecturas son sobre la alegría de María. De todos modos, la alegría sigue presente I ncluso en la vida de Juan Bautista, una persona austera y del desierto. Hay alegría porque se dio cuenta de que no era el Mesías. Hay un Mesías, y él no era él. Él conocía su lugar ante Dios. Y por un minuto el Bautista podría haber aprovechado la incertidumbre del pueblo. Podría haber abusado de su estatus percibido como el Mesías, para su beneficio personal. Hay muchísimos títulos que el mundo lanza para atraer a la gente a adherirse al poder. Sin embargo, Juan dijo no a todos los títulos atribuidos, él era sólo una voz que clama en el desierto. Conocía su lugar y esto le creaba una gran alegría.
Cuando las personas dejen de preocuparse por su estatus en el mundo y comiencen a preocuparse por su estatus ante Dios, las cosas cambiarán. La alegría también estará presente en su vida porque estarán enfocados en lo que le importa a Dios, la vida espiritual. La alegría no es sólo una sensación momentánea de felicidad, sino que perdura en el corazón de una persona.
Hay otras maneras de experimentar alegría además de conocer nuestro lugar, y se dan en la segunda lectura. En un mundo donde la alegría está ausente, necesitamos más alegría que la que el mundo no puede dar. Durante estos días santos, muchas personas sufrirán de depresión, ansiedad, soledad y el ajetreo de la temporada. Esta es la antítesis de lo que debería ser el advenimiento.
La iglesia insiste en que esta temporada no es principalmente una temporada penitencial, sino una en la que se puede experimentar el verdadero gozo al saber que el Señor viene. La alegría es saber que todo estará bien, incluso si las cosas temporales no pintan bien. Como se mencionó, el gozo llega cuando una persona conoce la necesidad de Dios y le da a Dios el lugar que le corresponde en su vida. Que pasemos estas últimas semanas de Adviento haciendo espacio para Dios, porque sólo Dios puede darnos gozo verdadero y eterno.