Recientemente en una reunión de RICA mencioné que todos tienen fe, solo que algunos tienen un poco más que otros La fe es un regalo dado por Dios, pero nosotros podemos nutrirla. Hay varias prácticas para hacer crecer nuestra fe y acercarnos a un grano de mostaza, pero sin superarlo. La semilla de mostaza es muy pequeña, por lo que incluso aquellos que tienen fe no pueden alabarse diciendo cuán grande es su fe. Incluso si la fe ha crecido, aún sería más pequeña que una semilla de mostaza a los ojos de Dios. Hay algo de humildad involucrada aquí en el reconocimiento del crecimiento, pero hasta cierto punto. ¡La gente puede tener una partícula de fe y Dios puede usar esa partícula para hacerla crecer! Hay maneras de hacer que esto suceda: la oración, el estudio de la Biblia, los actos de misericordia y la participación en los sacramentos. Estas son solo algunas formas en que la semilla de fe puede crecer un poco más. La resistencia es otra. La fe crece en medio de la persecución por la perseverancia. Hay una canción que dice: “Fe de nuestros padres, santa fe, te seremos fieles hasta la muerte”. Implicando nuestros padres permanecieron fuertes en su fe hasta la muerte y nos pasaron la fe para que podamos defenderla. La fe crece con una participación en los sufrimientos por el evangelio. El crecimiento en la fe no es para los debiles que tienen espíritu de cobardía. El crecimiento en la fe es para aquellos que tienen dominio propio, disciplina y dan testimonio hasta el final. En ese momento, pueden decir con confianza: “Hemos hecho todo lo que podemos, somos siervos improductivos”. Finalmente, el servicio es otra forma de hacer crecer la fe. Una fe no probada, no usada, es como si estuviera muerta. La lectura del Evangelio da el ejemplo del siervo que se pone el mandil y sirve a su amo hasta el final del día. De esto se trata la fe. Se trata de ponerse el mandil y servir en la mesa de la Eucaristía. En lugar de quejarse como el profeta Habacuc de la violencia, de la miseria y de la discordia en el mundo y de la iglesia. Pongámonos manos a la obra para que la fe aumente. No todo va a ser diversión y juegos mientras crecemos y aveces en el mismo servicio se pondrá a prueba nuestra fe porque estamos tratando con otros seres humanos. La perseverancia en el servicio hace crecer la fe. Ojalá sigamos cultivando nuestra semilla de fe con todos estos elementos para que un día se convierta en una hermosa flor para la eternidad. Pidamos al Señor un aumento de fe y luego pongamos de nuestra parte para hacerla crecer en nuestras vidas.