El pasaje que vemos aquí de la curación de la lepra de Naamán está muy editado. Casi parece que la curación ocurrió sin mayores complicaciones. La sanidad de Naamán ocurrió a pesar de los obstáculos y excusas que presentó. Hay grandes partes de la historia de los excluidos. Naamán se quejó de tener que bañarse siete veces en el río Jordán. Pensó que había mejores ríos en su propio país. Su actitud era muy pesimista y muy confrontadora. La disposición inicial de Naamán puede ser muy reveladora de nuestras disposiciones cuando nos enfrentamos a las pruebas de la vida. Cuando tenemos estas pruebas, ¿simplemente nos quejamos ante Dios y no queremos cooperar con su plan divino? ¿O queremos aportar nuestra propia solución siguiendo nuestro propio camino? ¿Confiamos en la Divina Providencia? Sin el contexto adecuado, puede parecer que todo salió bien con la curación de Naamán, pero no fue así desde el principio, pero se puede aprender algo positivo sobre él después de su curación. Los Milagros suceden todos los días, y los que muestra Naamán después de su curación es un cambio de vida para Dios. Tomó tierra de la tierra santa para que cuando se arrodillara en oración, se arrodillara en tierra sagrada. Ya no en suelo pagano. ¿Será posible que a veces se nos presenten pruebas (incluyendo enfermedades) para que podamos cambiar nuestras vidas para Dios? Para que podamos doblar la rodilla y reconocer la grandeza de Dios en nuestras vidas. Para que podamos venir a adorar a Dios en tierra santa. Naamán se vuelve generoso y agradecido después de su curación. Fue sanado no solo en el exterior (de su lepra) sino también en el interior. Se volvió generoso al dar regalos al profeta. Planea desarrollar una vida de oración con sacrificio y holocausto al Señor. Sanó bien y vivió bien.La curación le hizo bien en todos los sentidos. Cambió su vida fundamentalmente. Pero hay una gran condición para nosotros acerca de este cambio. En la lectura, vemos a Naamán cambiando su vida después de que ocurrió la sanidad. ¿Realmente necesitamos una sanación para un cambio de vida? ¿No sería mejor cambiar sin que ocurra una curación? ¿Podemos cambiar solo por el amor de Dios? ¿Podemos dejar de quejarnos e ir directamente a alabar? Que no quedemos en la lepra de nuestro descontento sino que seamos sanados para que podamos cambiar para bien de Dios.