El domingo después del domingo de Pentecostés celebraremos la Santísima Trinidad. En realidad, cada misa, cada oración, es una celebración de la Trinidad: sin embargo, es para nuestro beneficio tener una celebración especial para que podamos apreciar quien es Dios.
Es fácil volver a contemplar a Dios. ¡Después de todo, eres capaz de contemplar un misterio solo durante tanto tiempo! Sin embargo, oficialmente la celebración de la Trinidad nos lleva a un profundo sentimiento de gratitud hacia nuestro Dios que nos ha dado y nos sigue dando mucho.